ENRIQUE CAPPI BAEZ, nacido en Montevideo, Uruguay, radica en México, País del que también es ciudadano desde 1978. Cursó estudios de Economía en la Universidad Nacional Autónoma de México y desarrolló prácticamente toda su carrera profesional trabajando dentro de la industria petrolera.
Es hincha de Peñarol y, como todo originario de Uruguay que se precie de serlo, es fanático, no solo de los asados sabatinos, sino de la conversación que se da en estos eventos con los buenos amigos. Por eso es gran partidario de la llamada “Trampa Uruguaya”, cuya explicación la resume en lo siguiente:
»No hay nada que se compare al olor de la carne chirriando y asándose lentamente sobre las brasas, no en la llama, como la hacen los americanos. Mientras, brindamos con un vaso de vino con el amigo y conversamos, contamos cuentos y anécdotas del pasado.
Y entonces… ¿qué hacemos?, vamos sacando de la parrilla, de a poco, primero los chorizos, la tripa gorda, los chinchulines, el matambrito a la pizza y, por último, la carne, picando todo en una tabla.
¡Nada de platos individuales!
Todo en una tabla grande de algarrobo aguantador de los rayones de cuchillos filosos y de ahí picamos. Cuando queremos acordar, han pasado cuatro o cinco horas, durante las cuales hemos estado venga picar y picar, tomando un buen vino -Tannat, por supuesto- y conversando con los amigos. Con esto nos ahorramos la sobremesa y el final de la comida, que nunca llega … porque todavía no hemos comido»
Este amante de la carne chamuscada también lo es de escritores latinoamericanos como Piglia, Sacheri, Sasturain, Mallo, Burel, Fonseca, Padura, Taibo, Mendoza Volpi… apellidos de un continente que tiene mucho que contar.