Lo más importante de una novela es un buen personaje porque es el que crea la historia.
He sido testigo de cómo una y otra vez, los personajes planos han invadido las páginas de muchos escritores noveles y suele ocurrir porque los escritores no conocen la diferencia entre un personaje plano y un personaje trabajado.
Si te preguntas por el «estado de salud» de tus personajes en tu historia, estos son los síntomas claros de que tu personaje necesita una vuelta… o puede que más de una:
1. Tus personajes no evolucionan, no crecen, se quedan donde están y resuelven las cosas de la misma manera.
2. Tus personajes han sido diseñados de forma aislada sin definir la correlación entre el héroe y el resto de personajes.
3. Tus personajes no tienen una personalidad desarrollada: siempre hablan y piensan igual, no tienen algo que los defina (un acento, una forma de hablar, una forma de vestir y de explicarse, una forma de manifestarse ante el mundo).
No es fácil ¿Verdad? Por eso llevamos meses trabajando los personajes en la Formación de Trebolarium. Si crees que escribir un libro es tener una buena ortografía… ¡madre mía! eso es sólo una chinita en un zapato comparado con el gran abismo de no saber trabajar los personajes.
Pero no te preocupes, todo se aprende y esto también.